Éste curso de Proyectos 1 ha sido una auténtica sorpresa para mi, primero por tener a unos profesores tan jóvenes y segundo por no haber hecho tanta arquitectura como pensaba en en un principio. Ésto ha tenido cosas malas y buenas. Las malas han sido que hasta mitad de cuatrimeste no he tenido nada claro, las buenas son que cuando he entendido cómo funcionaba ésta asignatura he tenido libertad para trabajar en lo que me ha apetecido y he disfrutado de otros aspectos. Creo que todos hemos aprendido bastantes cosas, y me ha gustado el enfoque moderno y abre-mentes que hemos tenido en clase.
Dada la naturaleza y el formato de mi proyecto creo que mis opciones de presentación del mismo pasan por situarme en el papel de un profesional que se promocionaría a sí mismo.
Éste pseudo-artista profesional digamos que quiere mostrar sus capacidades sobre cómo se puede utilizar un entorno arquitectónico para llevar a cabo un trabajo de animación que narre una historia en directa relación con ese espacio.
Sus clientes serían todos los que quieran darle un visionado al video, pero especialmente los supuestos interesados en llevar a cabo una obra de semejantes características y que estén en busca de ese profesional que les aporte una nueva visión al problema y les solucione las cuestiones de creación del video.
A lo largo de éstas semanas he podido experimentar el paso por distintos tipos de “día cero”.
Hasta dar un rumbo más o menos claro al proyecto, los días cero que me han estado acompañando eran de tipo programático, en la cabeza me rondaban preguntas como ¿para qué es ésto que estoy haciendo? Ni siquiera yo lo he podido entender hasta haber conocido otras referencias, otras ideas parecidas a mi proyecto, lo que considero positivo dado que uno comprueba que lo que está haciendo no es tan raro o inservible como podía parecer.
Superados éstos días cero, el siguiente reto ha sido de otro tipo, al tener que llevar a la práctica la técnica del stop-motion con unos procedimientos desconocidos para mí. Es por eso que lo más acertado sería hablar del día cero de tipo “bricoleur”.
El momento de ponerse manos a la obra era complicado. Para una secuencia del video decidí fotografiar el anochecer desde un mismo punto de vista y después montar los fotogramas simulando un anochecer rápido, algo aparentemente sencillo. Mi problema fue que me topé con la dificultad que supone captar una iluminación adecuada, y calcular el momento óptimo para realizar cada una de las fotografías. En un primer momento decidí fotografiar de 8 a 9 de la noche. Las primeras fotografías, cada 3 minutos aproximadamente, eran todas iguales, sin variación alguna de la iluminación, hasta que después se podía ver una bajada de la iluminación demasiado grande entre cada imagen.
Éste problema me hizo darme cuenta de que si había cometido un error tan trivial, era muy posible que durante la realización del video siguiera cometiendo muchos pequeños errores y obtuviera unos resultados pobres y poco interesantes.
De éste modo me replanteo la eficacia de mis métodos de planificación y organización previa a la realización del video, y me doy cuenta de que es necesario emplear diversas técnicas y recursos de animación para poder llegar a un buen resultado.
Como ejemplo del dominio de la iluminación, programación y la técnica del stop-motion os dejo este videoclip para un concurso de la banda Radiohead realizado con marionetas, opción que no descarto para algunas partes de mi trabajo.